sábado, 12 de abril de 2014

Llego y pienso en algo más lineal
sin la sensación de frío de las baldosas de este sitio y
con la espuma del cortado en tus labios.
Pienso en que tienes razón y quien no entiende soy yo, que no volverán las risas entre las sábanas ni los cuentos de buenas noches, ni cantaremos a grito pelao en la ducha, ni porqué te necesito si he vivido veintitrés años sin ti.

viernes, 4 de abril de 2014

Un rioja.

El disco está rayado, alguien susurró desde el balcón. Me picó la curiosidad y subí. La puerta estaba entreabierta y, al fondo del pasillo, Fellini y Gregorio estaban tirados en el suelo, a punto de descorchar un rioja del 77 para amenizar la espera. Me esperaban a mí. Y ni siquiera tenían tocadiscos. Ni discos. Tarareaban canciones de Hope Sandoval y me preguntaron cuándo volverían los jilgueros.

jueves, 3 de abril de 2014

El banquete final.

Para él fue algo así como para ti la elección del banquete de la boda que no sueñas, o de cómo te vestirás mañana. Ahora, hay ceniza por todo y ellos, enfadados, repiten que la vida es bonita y gritan, todavía no entienden. Ellos dicen creer en la libertad pero siguen sin ver la máxima expresión de la misma en aquella bañera.
 
 

miércoles, 2 de abril de 2014

Cosquillas en la nariz.

Mi bicicleta tenía una ruedecilla menos
y el buen tiempo nos invitó a perdernos por allí.
Gritabas que no me separara de ti en carretera.
El sol nos cegaba, brillaban nuestras frentes.
Los almendros en primavera nos hacían cosquillas en la nariz,
pero no queríamos regresar.
Nos esperan para comer.
Salieron los caracoles y no levanté la vista del suelo para no hacerles daño.
No recuerdo un segundo de silencio.

martes, 1 de abril de 2014

Sin destino

Las maletas albergaban el desorden de nuestras cabezas, corrimos sin saber a dónde. Perdimos los abrigos en la estación de partida. Siguen aquí medio cerradas y bajo la cama hay demasiados cristales que alguien debería barrer. Dos cafés fríos en la mesilla.