domingo, 30 de marzo de 2014

Octavas

Siete, siete, siete, disco rayado. Repetían en voz baja mientras agonizaban en la cama rodeados de botellas de vino barato rotas y papeles indescifrables cuando lo que anhelaban llegó inesperadamente de una forma distinta a cómo se lo esperaban. Llegó y cantó un rato bajo el cielo de asfalto sin música celestial ni nada parecido a lo que habían soñado durante los últimos años. Era el preámbulo de la octava curiosidad, letal para quiénes la encontraban. Entonces, se ataron con más fuerza las cadenas y cerraron los ojos con el deseo de no despertar jamás, meras pretensiones de hacer eterno lo efímero.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Déjame.

Déjame decirte que esto sigue igual en otro lugar y que el cuadro que odiabas, lo he vuelto a colgar, a mi manera, ¿a la tuya?
Y que hoy me iré tarde a dormir, deduzco que tú te levantarás temprano.

lunes, 24 de marzo de 2014

Y aquí estás, sentada y de paso. El café de la semana pasada sigue olvidado al pie de la cama, y las colillas encubren el incienso de pachuli. Las cajas te las llevarás, llevas dos años sin abrirlas, de un sitio a otro, de un sitio a otro. Pesan. Los relojes hablan de segundos y no perdonan, el minutero te recuerda que nada permanece en el tiempo y te atormenta que la ilusión de estabilidad que mantiene al mundo esperando en un paso de cebra eterno se apodere de ti.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Cuando algo parecido a un Dios les soltó un inteligible sermón que no supieron descifrar, sus perfectos cuerpos quedaron semipetrificados y se abandonaron en un aparente silencio. Fumaron como descosidos porque decían que el mañana era un invento de los que procrastinan. La cucharilla de B temblaba.

martes, 4 de marzo de 2014

¿Qué hay?

La presente nulidad del deseo que nos acarició algún día, efímera nostalgia transformada en contacto vacío, evidencia de la no-expresión del error, de la mutua represión del afecto que culminó en una lápida sin epitafio.